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Innovacion educativa I

lunes, 7 de abril de 2008

fotos antiguas de Queretaro

 
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superestructuras

Superestructuras
TEXTO FUENTE
Teun Van Dijk
A una serie de estructuras globales se denominar� superestructuras. Los diferentes tipos de textos se diferencian todos entre s�, no s�lo por sus diferentes funciones comunicativas y por sus funciones sociales, sino que adem�s poseen diferentes tipos de construcci�n.
Denominaremos superestructuras a las estructuras globales que caracterizan el tipo de un texto. Para decirlo metaf�ricamente: una superestructura es un tipo de forma de texto, cuyo objeto, el tema, es decir la macroestructura, es el contenido del texto. Se debe comunicar, pues, el mismo suceso en diferentes formas textuales seg�n el contexto comunicativo.
Las superestructuras y las macroestructuras sem�nticas tienen una propiedad com�n: no se definen con relaci�n a oraciones o secuencias aisladas de un texto, sino para el texto en su conjunto o para determinados fragmentos de �ste. Esta es la raz�n por la que hablamos de estructuras globales, a diferencia de estructuras locales o microestructuras en el nivel de las oraciones.
Las superestructuras no s�lo permiten reconocer otra estructura m�s, especial y global, sino que a la vez determinan el orden (la coordinaci�n) global de las partes del texto. La propia superestructura debe componerse de determinadas unidades de una categor�a determinada que est�n vinculadas con esas partes del texto previamente ordenadas. Es decir que la superestructura es una especie de esquema al que el texto se adapta.
Las superestructuras existen independientemente del contenido y no se describen con la ayuda de una gram�tica ling��stica. Una persona puede hablar y entender su lengua, sin que por ello tenga que estar capacitada para narrar. Por otro lado, tampoco es muy �til para un hablante conocer las reglas de la gram�tica sin saber reproducir los sucesos cotidianos con una narraci�n correcta o sin poder comprender lo que otros cuentan.
Es decir que tambi�n hay que dominar las reglas en las que se basan las superestructurras y estas reglas pertenecen a nuestra capacidad ling��stica y comunicativa. Una serie de tipos de superestructuras posee un car�cter convencional, es decir que la mayor�a de los hablantes de la comunidad ling��stica las conocer o reconoce.
Una superestructura es un tipo de esquema abstracto que establece el orden global de un texto y que se compone de una serie de categor�as, cuyas posibilidades de combinaci�n se basan en reglas convencionales. Esto implica formular una serie de categor�as para las diferentes superestucturas y una serie de reglas mediante las cuales puedan combinarse las categor�as entre s�.
Las mismas superestructuras, los mismos esquemas pueden manifestarse en diferentes sistemas semi�ticos. Una estructura de relato se puede expresar tanto a trav�s de un texto como a trav�s de dibujos o de pel�culas. Es decir que aqu� se mantiene la t�pica estructura de relato �que podemos denominar estructura narrativa para evitar confusiones con el relato narrado (el texto)- en los diferentes mensajes de los sistemas semi�ticos. Dado que un sistema de categor�as y reglas narrativas t�picas que define la estructura narrativa no puede manifestarse directamente, sino que necesita de otro sistema, de una lengua, podemos llamar secundarios a estos sistemas.
Las superestructuras, al formar parte de sistemas secundarios, s�lo pueden manifestarse indirectamente. Por otra parte ese sistema no s�lo establece la estructura textual en abstracto, sino que los hablantes lo conocen y pueden aplicarlo adecuadamente. Por lo tanto, un hablante debe ser capaz de producir e interpretar textos de acuerdo con este sistema.
Por ello una teor�a de la superestructura debe tematizar determinadas particularidades del comportamiento ling��stico de los hablantes y la teor�a lo hace al postular un sistema convencional de categor�as y reglas que parcialmente tambi�n codefinen este comportamiento. La existencia de un sistema de superestructuras puede tambi�n explicarse sobre la base de la aplicaci�n o calificaci�n m�s o menos conciente del propio hablante: �ste puede aportar ciertos juicios sobre los textos en conceptos de sistema, clasificar los textos sobre la base de estos conceptos, as� como dar un nombre convencional a los tipos de texto espec�fico, por ejemplo: �esto es una narraci�n, aquello se encuentra en un texto publicitario, alguien acaba de dar una conferencia�.
Pensar que todos los textos tienen una superestructura, supondr�a que cada texto pertenece a un sistema convencional, y no s�lo por su contenido o por cierta funci�n pragm�tica y social, sino debido a una estructura esquem�tica global dada que se manifiesta en el texto.
Sin embargo, no queda excluido de entrada que haya textos que, aunque se reconozcan como tales por otras razones (sem�nticas, pragm�ticas y ret�ricas) apenas posean o acaso no posean ninguna superestructura convencional.
Aparentemente, un anuncio o un poema pueden poseer una forma global arbitraria y tampoco podemos imaginar de qu� manera tienen una superestructura convencional una noticia de prensa o un spot publicitario de la T.V. A la inversa, tambi�n hay textos cuyas formas est�n institucionalmente establecidas o fijadas, como por ejemplo rituales religiosos, las leyes, los contratos o determinados documentos. El problema de si todos los textos tienen superestructura es pues sobre todo emp�rico y debe solucionarse mediante la observaci�n y la descripci�n sistem�tica.
Indicaciones referentes al tipo de texto y a la superestructura
Los textos pueden presentar indicaciones sobre el tipo de textos para una identificaci�n m�s efectiva del tipo al que pertenece, de las funciones espec�ficas, y la importancia del mismo para el lector. El subt�tulo novela o poes�a caracteriza un tipo de texto literario, mientras que los institucionales se sirven de determinadas denominaciones como ley, certificaci�n, etc.
Algunas caracter�sticas de los niveles pragm�ticos, sem�nticos y superestructurales pueden reunirse en lo que se denomina textos acompa�antes. Un texto puede poseer no s�lo introducci�n sino tambi�n un pr�logo o un ep�logo. El primero brinda informaci�n; el segundo, adem�s de asumir una parte de estas funciones brinda un comentario sobre el contenido. Los textos acompa�antes pueden cumplir una funci�n etiqueta, como las solapas, los t�tulos de cubierta o las rese�as. En las rese�as de cierta extensi�n se podr�a hablar de secuencias textuales en las que se establecen relaciones particulares entre textos.
F�rmulas
De manera similar a la fijaci�n de la estructura textual global, existen estructuras fijas en el nivel m�s local de la oraci�n individual o de la secuencia oracional; se las puede denominar f�rmulas. El principio y fin de las cartas, por ejemplo. Tambi�n las cartas de instituciones suelen tener car�cter de f�rmulas; disposiciones, leyes y contratos se introducen y finalizan con f�rmulas est�ndar. Las f�rmulas fijas no s�lo act�an en el sentido institucional, sino tambi�n de manera socioprogram�tica y cognitivo-pragm�tica.
Para poner de manifiesto la particularidad de las macroestructuras disponemos tambi�n de demarcaciones de p�rrafos, como las sangr�as u otras marcas gr�ficas. Adem�s existen divisiones por partes, cap�tulos, libros, tomos. Estas diferenciaciones gr�ficas son con frecuencia reproducciones de la articulaci�n de la macroestructura, por ejemplo el paso a un nuevo tema.
La divisi�n fonol�gica-gr�fica tambi�n puede institucionalizar, ejemplo de ello son la m�trica y los versos en la poes�a; en estos �ltimos, tambi�n la impresi�n y la disposici�n (tipo) gr�fica puede adoptar funciones especiales.
Estructuras narrativas
Los textos narrativos son formas b�sicas globales de la comunicaci�n textual. Con textos narrativos se hace referencia, en primer lugar, a las narraciones que se producen en la comunicaci�n cotidiana: narramos lo que nos pas� recientemente o hace un tiempo. Esta narraci�n sencilla y natural es, si tenemos en cuenta el contexto de la situaci�n conversacional, primariamente oral y �nica en su tipo. En el contexto conversacional en el que transmitimos la misma narraci�n a otros interlocutores, produciremos una variante de la primera narraci�n, es decir un texto con la misma macroestructura. Despu�s de estas narraciones naturales aparecen en un segundo lugar los textos narrativos que apuntan a otros tipo de contexto, como los chistes, mitos, cuentos populares, las sagas, leyendas, etc. Y en tercer lugar las narraciones m�s complejas que circunscribimos con el concepto de literatura: cuentos, novelas, etc.
La caracter�stica fundamental del texto narrativo consiste en que este texto se refiere ante todo a acciones de personas, de manera que las descripciones de circunstancias, objetos u otros sucesos quedan subordinados. Esta caracter�stica sem�ntica se junta con otra de orden pragm�tico: por regla general, un hablante explicar� unos sucesos o acciones que en cierta manera sean interesantes. Esto presupone que �nicamente se explicar�n el suceso o las acciones que, hasta cierto punto, se desv�an de una norma, de expectativas y costumbres. No se narra una historia adecuada sobre el desayuno, el mecanografiado de una carta, si con ello no va ligado algo especial. Un texto narrativo debe poseer como referentes un suceso o una acci�n con el criterio del inter�s.
Si se convencionaliza el criterio anterior, se obtiene una primera categor�a de superestructura para los textos narrativos: la complicaci�n. Se trata de una superestructura dado que el suceso puede ser descripto en un fragmento m�s largo del texto (raras veces en una oraci�n). Es decir, que existe una parte del texto de la macroestructura cuya funci�n espec�fica consiste en expresar una complicaci�n en una secuencia de acciones. Esta complicaci�n puede ser un suceso en que no intervienen personas, como un terremoto, pero el principio anterior requiere que a lo largo del texto se vean implicadas personas, en su reacci�n frente al suceso. Esta reacci�n podr�a ostentar el car�cter de una diluci�n de la complicaci�n. Por eso la categor�a narrativa tradicional correspondiente es la resoluci�n. Esta puede ser tanto positiva como negativa.
La complicaci�n y la resoluci�n constituyen el n�cleo de un texto narrativo. Llamaremos suceso a este n�cleo conjunto. Cada suceso tiene lugar en una situaci�n determinada, a una hora determinada y en determinada circunstancia. Denominaremos marco a la parte del texto narrativo que especifica estas circunstancias. El marco y el suceso juntos forman algo que podemos llamar episodio. Dentro del mismo marco pueden darse varios sucesos. La categor�a suceso es recursiva. Lo mismo vale para el episodio; los sucesos pueden tener lugar en sitios diferentes. Esta serie de episodios se llama trama.
Junto con las categor�as superestructurales que constituyen la parte m�s importante de un texto narrativo, existen otras categor�as que aparecen regularmente en las narraciones cotidianas. La mayor�a de los narradores aporta, tambi�n, su reacci�n mental, su opini�n o su valoraci�n. Esta categor�a se llama evaluaci�n. Junto a la trama, la evaluaci�n forma la verdadera historia. La evaluaci�n en s� no pertenece a la trama, sino que se trata de una reacci�n del narrador frente a la misma. Muchos textos poseen tambi�n un anuncio y un ep�logo, que son m�s bien de naturaleza pragm�tica antes que sem�ntica, por lo que se refieren a las acciones actuales y futuras del hablante/narrador y/o del oyente. Ejemplo de esta categor�a de ep�logo aporta la f�bula, en la que al final se extrae una lecci�n, la moraleja, que en cierto sentido es una conclusi�n pr�ctica.
La superestructura de un texto narrativo puede esquematizarse mediante un diagrama arbolado como sigue:

Estructura de un relato period�stico
Los textos no s�lo tienen una estructura sem�ntica global sino tambi�n una estructura esquem�tica global: la llamada superestructura.
El discurso period�stico tambi�n exhibe estructuras sem�nticas convencionales. Una estructura esquem�tica consiste en una serie de categor�as jer�rquicamente ordenadas, muy similares a las categor�as del esquema narrativo. Las categor�as deben verse como funciones espec�ficas asignadas a las respectivas macroproposiciones de un texto. Una superestructura esquem�tica es una estructura formal, muy similar a la sintaxis de una oraci�n, y se llena con el contenido de la macroestructura sem�ntica. Cualquier discurso period�stico tiene el mismo esquema de noticias, pero el contenido global es diferente. Las superestructuras esquem�ticas son importantes por razones cognitivas, porque organizan el proceso de lectura, comprensi�n y (re) producci�n del discurso period�stico. Tambi�n nos permiten esperar cierto tipo de contenido macrosem�ntico. Para alguna de las categor�as centrales de un esquema de noticia period�stica sabemos qu� categor�as pueden presentarse y qu� tipo de informaci�n se sit�a en cada categor�a.
Las principales categor�as de un esquema de noticia son:

Cada categor�a esquem�tica necesita alguna forma de contenido global, en especial las categor�as de los niveles superiores, de modo que aquella informaci�n deviene importante por definici�n, y debe ser por ende representada como una macroproposici�n.
El v�nculo entre macro y superestructura en un art�culo period�stico es establecido en los t�tulos y en el encabezamiento. Aqu� encontramos las categor�as de resumen o la introducci�n del texto, que funcionan como una expresi�n directa de la macroestructura del discurso period�stico. La funci�n cognitiva y comunicativa de esta expresi�n expl�cita de la macroestructura sem�ntica en el propio texto es la de permitir que el lector lea y comprenda superficialmente las noticias leyendo �nicamente los puntos principales. Esto har� m�s f�cil parra el lector la lectura y comprensi�n de los art�culos y m�s simple la comrpensi�n de loss detalles y la coherencia, porque �ste ya sabe cu�les son el asunto y la coherencia en general.
La organizaci�n tanto de la macroestructura como de la superestructura de un texto period�stico responde a lo que se llama ordenaci�n por importancia. Los hechos / informaciones importantes aparecen primero. De ello resultar� una estructura discontinua de las noticias. A partir de los t�tulos y encabezamientos ya tenemos constru�dda la macroestructura y por lo tanto los principales temas del texto. El orden, aunque por importancia de los hechos a informar, respetar� las relaciones condicionales y temporales entre los hechos globales.
Se debe considerar la macroestructura al igual que los significados de las oraciones, subjetivamente variables. Las diferentes personas pueden considerar diferentes informaciones como m�s importantes o relevantes en un texto. Por lo tanto cada lector asigna al texto una macroestructura subjetiva. De hecho el hablante / lector emplear� palabras tem�ticas, res�menes previos, t�tulos y encabezamientos para establecer, al menos, alguna macroestructura intencionada. Muchos lectores no tendr�n otra alternativa que la de aceptar esta interpretaci�n global de los sucesos, por lo tanto, de la definici�n de la situaci�n tal como es proporcionada por las noticias / peri�dico.
Las macroproposiciones s�lo pueden ser derivadas sobre la base de las proposiciones expresadas en el texto conjuntamente con el conocimiento previo del mundo, es decir, marcos, o escritos almacenados en la memoria del lector. Por consiguiente un distinto conocimiento de mundo llevar� a interpretaciones globales distintas del mismo discurso.
Adem�s las macroestructuras tienen no s�lo un papel sem�ntico o ccgnitivo sino tambi�n uno comunicativo, de interacci�n y por lo tanto de car�cter social. Definen cu�les son los asuntos m�s importantes de las conversaciones, definen lo que las personas evocar�n de las interacciones y del discurso p�blico (como las noticias) y definen tambi�n aquello a lo que la gente prestar� atenci�n, lo que evaluar� y sobre lo que actuar�.
Estructuras argumentativas
El esquema b�sico de las estructuras de argumentaci�n y la demostraci�n lo constituye la secuencia hip�tesis (premisa) �conclusi�n. Esta estructura la encontramos tanto en las conclusiones formales como en las enunciaciones argumentativas del lenguaje familiar. La estructura argumentativa debe verse sobre todo si procede de manera hist�rica sobre el fondo del di�logo persuasivo.
La tarea consiste en convencer al oyente de la correcci�n o verdad de la aseveraci�n, aduciendo suposiciones que la confirman y la hagan plausible, o bien suposiciones a partir de las cuales pueda deducirse la aseveraci�n. La argumentaci�n cotidiana y la cient�fica se ocupan en muy pocas ocasiones de una relaci�n necesaria entre hip�tesis y conclusi�n, sino que se dedica a una relaci�n de probabilidad, de credibilidad, etc.
Se pueden diferenciar las estructuras argumentativas sobre la base del tipo de relaci�n entre hip�tesis y conclusi�n: la derivabilidad (sint�ctica) en un c�lculo formal, la implicaci�n (sem�ntica) y finalmente las conclusiones (pragm�ticas). En estos tres niveles de relaciones argumentativas se puede hacer una distinci�n en cuanto al car�cter estricto de estas relaciones, partiendo de la necesidad l�gica y pasando por otras formas de la necesidad (f�sica, biol�gica, psicol�gica) y de la probabilidad a la posibilidad.
Si se considera las formas cotidianas de la argumentaci�n veremos que estas categor�as pueden no existir o mejor dicho pueden estar impl�citas. En estos casos se partir� de la base de que una circunstancia determinada es una condici�n suficiente para otra circunstancia.
Si se desea explicar la estructura argumentativa debe existir una base para la relaci�n de las conclusiones y para la relaci�n sem�ntica condicional entre circunstancias en que las que se basa la conclusi�n. Una categor�a de este tipo podr�a denominarse garant�a o legitimidad que autoriza a alguien a llegar a una conclusi�n determinada. Se denominar� esta categor�a la legitimidad de la argumentaci�n. Eventualmente se podr� explicar mejor esta legitimidad, de ese modo se dar� un refuerzo a la demostraci�n.
Al igual que en los otros textos narrativos, llamaremos marco del argumento a la especificaci�n de la situaci�n determinada. Se puede complejizar una estructura argumentativa mediante la recursividad de la categor�a argumento. Todas las argumentaciones cotidianas encierran la posibilidad de una cl�usula de pretexto. Dado que la relaci�n entre el precedente y las consecuencias en un contexto habitual usualmente no es necessario sino a lo sumo probable, resulta muy posible que existan excepciones.
En el diagrama arbolado situamos las categor�as de la estructura argumentativa. Debe tenerse en cuenta que el tipo de argumentaci�n depende tambi�n del contexto institucional de la demostraci�n.
La estructura de las argumentaciones puede modificarse sobre la base de transformaciones. Determinados puntos de vista pueden quedar impl�citos (dependiendo del contexto) y una justificaci�n puede seguir a una severaci�n expresada anteriormente, cuando es evidente que esta aseveraci�n es una conclusi�n del hablante.
El tratado cient�ficoLa estructura b�sica del discurso cient�fico consiste en una conclusi�n y su justificaci�n, en un planteo del problema y una soluci�n. Se puede ilustrar con la estructura de un art�culo cient�fico: el informe experimental.
Este se origina en una serie de observaciones a partir de las cuales se intentar� una explicaci�n con la cual se puede formular una hip�tesis de la cual se puede derivar una serie de expectativas, predicciones, que se pueden corroborar experimentalmente. Adem�s el informe prestar� atenci�n a los siguientes criterios: a las personas de ensayo que se necesitan, a la estructuraci�n del argumento, a las diferentes condiciones de investigaci�n, a la ejecuci�n del experimento, al comportamiento de las personas de ensayo, a los resultados del experimento, a la discusi�n de los resultados y la conclusi�n o las conclusiones sobre cuya base la hip�tesis se confirma o no, mediante las que se demostrar� si se ha hallado o no una explicaci�n adecuada de las observaciones originales (soluci�n).
La estructura jer�rquica ser�a la indicada en el esquema siguiente:
Otros discursos cient�ficos pueden ser distintos. Aunque la construcci�n global est� claramente modificada la aceptaci�n de la publicaci�n depende de una serie de criteriios que exigen m�todos e informaciones adecuados.
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